Otros Lugares Turisticos

Museo del Louvre
En su interior el visitante puede recorrer hasta catorce kilómetros de pasillos; por eso, hay que dedicarle varios días completos para disfrutarlo enteramente. Nosotros estuvimos sólo un día y nos concentramos en lo más aclamado y notorio: la Venus de Milo, la Victoria de Samotracia, la Gioconda (única obra protegida por una vitrina), las galerías de pintura francesa e italiana, etc.
Decidimos también explorar con detenimiento la exposición del antiguo Egipto (según los entendidos está mejor organizada y expuesta que la del Museo de El Cairo).

El Arco del Triunfo
Erigido en memoria de todos los soldados que dieron su vida por la patria, alberga en su centro una llama que arde eternamente. De él parten doce avenidas que se pierden en el horizonte (una por cada batalla napoleónica).
Su visión es bien distinta cuando el visitante se coloca justo debajo de sus arcos (nos sentimos como pequeñas hormigas). Para llegar a él hay que cruzar el tráfico por debajo gracias a una serie de túneles.

Hospital de los Inválidos
Uno de los monumentos más hermosos y colosales de París, con una cúpula decorada con pan de oro que la hace brillar y lanzar destellos a kilómetros de distancia.
Dentro de él se puede visitar el sarcófago en el que está enterrado Napoleón y un completísimo museo del ejército de todas las épocas.

Sacré-Coeur
Si van andando, prepárense para una buena subida de calles empinadas; el último tramo es un funicular que salva al paseante de subir una buena cantidad de escalones (8 francos la subida y otros tantos la bajada).
La Iglesia del Sagrado Corazón es de estilo bizantino y sus cúpulas recuerdan al Taj Mahal hindú. Como dato curioso, la basílica fue edificada con piedra de Château-Landon (al sur-este de París) que bajo el efecto del agua de la lluvia segrega una substancia blanca parecida a la pintura; por ello, cuanto más llueve, más blanco es el Sacré-Coeur.
Además de contemplar un edificio fascinante (tanto por dentro como por fuera), junto a la Iglesia se encuentra uno de los lugares más parisinos y pintorescos de la ciudad: un diminuto barrio con una plaza amenizada por pintores que desarrollan su labor al aire libre y pequeños comercios de todo tipo, pensados principalmente para el turista.

El Pantheón
En él descansan los restos de todos aquellos franceses que alcanzaron la gloria y la celebridad: Montesquieu, Voltaire y Victor Hugo son algunos de los personajes de la Historia de Francia que se encuentran enterrados en este gigantesco edificio de estilo romano.
Otra de las curiosidades que ofrece es la de contemplar el famoso Péndulo de Foucault, cuya oscilación demuestra el movimiento rotatorio de la Tierra.

La Madeleine
Un antiguo templo romano convertido en Iglesia (lo que son las cosas); la fachada, con espectaculares columnas, no hace pensar en absoluto que en el interior pueda estar desarrollándose un rito católico. La iglesia mantiene en su decoración algunos elementos (arcos, estatuas, etc.) propios de la Roma imperial.

La Concorde
Aquí está el monumento más antiguo de París: el obelisco de Luxor, una pieza egipcia con 33 siglos de edad y que muestra una serie de jeroglíficos que hablan de las hazañas de Ramses II y III. Alrededor de toda la plaza se encuentran las estatuas de ocho grandes ciudades de Francia. Las dos grandes fuentes son réplicas exactas de las que adornan la plaza San Pablo de Roma.

La Place Vendóme
En ella se sitúa el Hotel Ritz y, en el centro de la plaza, la Colonne Vendôme, de más de cuarenta metros de alta y construida por Napoléon con el metal de los cañones rusos y austriacos. Desde su cúspide nos saluda el general francés vestido de César.
En esta plaza y alrededor de ella se desarrolla la vida de uno de los barrios más lujosos de la ciudad; el metro cuadrado alcanza cifras de tres millones de pesetas; por lo tanto, si alguien quiere hacerse con un pequeño apartamento de cien metros cuadrados, debe disponer de trescientos millones de pesetas. Pero claro, estamos en una ciudad que posee un nivel de vida exorbitante, en donde hay camareros que hablan cinco idiomas y que ganan tres millones de pesetas al mes trabajando en un restaurante como Maxim's (en un sitio como este, el precio base del menú más barato ronda las 30.000 pesetas).

Los puentes
Más de treinta puentes cruzan el Sena, algunos de ellos de una gran belleza. Quizá el más hermoso de todos ellos es el de Alejandro III, presidido por altas columnas y estatuas decoradas con el pan de oro tan característico de la ornamentación parisina.

Los Campos Elíseos
Es la avenida por excelencia de la Ciudad de la Luz, con más de 70 metros de anchura; es la arteria que une a la Concorde con el Arco del Triunfo. Caminando por ella nos encontramos multitud de tiendas, restaurantes, cafés, cines, etc.

Jardines del Palacio de Luxemburgo
Uno de los jardines más hermosos de París. Personajes como Baudelaire se enamoraron de este paisaje y lo inmortalizaron en sus obras.
Uno de sus lugares más concurridos es la fuente central, rodeada de jardines en flores, y en la que los niños hacen navegar sus pequeños veleros (las naves pueden alquilarse allí mismo).
En una de las partes del jardín se encuentra una réplica en miniatura (también creada por Eiffel) de la Estatua de la Libertad.
El Palacio de Luxemburgo acoge hoy el Senado y no está abierto para los turistas.

Jardín de las Tullerías
Uno de los máximos ejemplos de lo que es un jardín a la francesa, con el colorido y las estatuas habituales en un jardín de estas características.

Notre-Dame

La primera vez que la vi fue de noche y a lo lejos, desde uno de los puentes que cruzan el Sena. La falta de iluminación y su imponente figura (con sus arbotantes y su afilada aguja recubierta de acero) me hizo pensar en un enorme monstruo de piedra durmiendo un sueño de siglos. La visión tenía algo de terrorífico y fantasmagórico.

De cerca y a la luz del día, Nuestra Señora de París es un hermoso edificio de estilo gótico y cargado de historia, aunque en España no tenemos nada que envidiarle (la Catedral de Sevilla o la de Santiago de Compostela la superan en belleza y magnificencia).

Notre-Dame

La primera vez que la vi fue de noche y a lo lejos, desde uno de los puentes que cruzan el Sena. La falta de iluminación y su imponente figura (con sus arbotantes y su afilada aguja recubierta de acero) me hizo pensar en un enorme monstruo de piedra durmiendo un sueño de siglos. La visión tenía algo de terrorífico y fantasmagórico.

De cerca y a la luz del día, Nuestra Señora de París es un hermoso edificio de estilo gótico y cargado de historia, aunque en España no tenemos nada que envidiarle (la Catedral de Sevilla o la de Santiago de Compostela la superan en belleza y magnificencia).

La Torre Eiffel

Es gigantesca, más de trescientos metros de altura, y su tamaño se refuerza aún más gracias a las leyes que prohíben en París construir edificios de más de seis plantas, salvo los rascacielos de la zona de Defense. Sin esta normativa arquitectónica, la Torre Eiffel dejaría de marcar el perfil de la ciudad.
Previo paso por taquilla, se puede subir a ella pateando miles de escalones o bien usar uno de los ascensores que albergan a más de cien personas (casi como montarse en un minibús). Hay tickets para cada planta; se puede sacar uno para la segunda, por ejemplo, y una vez allí, si se desea subir a la cima, puede sacarse otro ticket en una de las máquinas que se encuentran en la misma planta.
La parte más alta de la Torre tiene dos miradores: uno acristalado y otro más arriba al aire libre (todas las plantas tienen rejas protectoras, debido al elevado número de suicidios ocurrido en el pasado).
La vista es impresionante, y en pleno mes de enero el frío no permite estar demasiado tiempo arriba.

    Followers